Desde Escocia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este sábado que está en contacto con los líderes de Camboya y Tailandia con el objetivo de lograr un cese de hostilidades en el conflicto fronterizo que ya provocó al menos 33 muertes. “Acabo de hablar con el primer ministro de Camboya sobre el cese de la guerra con Tailandia”, publicó en su red Truth Social. “Estoy llamando al primer ministro interino de Tailandia, en este mismo momento, para solicitarle igualmente un alto el fuego y el fin de la guerra que actualmente se está librando”, añadió. Los enfrentamientos armados entre los Ejércitos de Tailandia y Camboya continúan por tercer día consecutivo, reavivando una disputa territorial de larga data. El saldo es trágico: 33 muertos (13 del lado camboyano (8 civiles y 5 soldados) y 19 del lado tailandés (13 civiles y 6 militares), decenas de heridos y miles de desplazados. A pesar de que ambos gobiernos anunciaron el viernes por la noche que analizaban un posible alto el fuego, este sábado los combates continuaron. Así lo confirmó la portavoz del Ministerio de Defensa de Camboya, Maly Socheata, en una rueda de prensa ofrecida antes de las 8:00 (hora local). Camboya informó que evacuó a unas 3.400 familias y contabilizó 21 heridos, mientras que Tailandia desplazó a más de 138.000 personas, con un número de heridos aún en actualización. Ambas naciones se acusan mutuamente de haber iniciado los ataques el jueves. La escalada llevó a que el Consejo de Seguridad de la ONU convocara una reunión de emergencia, celebrada el viernes a puertas cerradas en Nueva York. En ese encuentro, Camboya denunció el uso de “bombas de racimo, aviones de combate y armamento moderno” por parte del Ejército tailandés, y reclamó un “alto el fuego inmediato e incondicional”. Por su parte, Tailandia respondió con una carta firmada por su representante ante la ONU, en la que acusa a Camboya de bombardear indiscriminadamente objetivos civiles, como un hospital, una estación de servicio y viviendas. El actual conflicto es el más grave entre ambos países en los últimos años y gira principalmente en torno a zonas limítrofes en disputa, incluyendo áreas de valor estratégico y templos antiguos. La tensión se intensificó desde mayo, cuando un soldado camboyano murió en un choque con tropas tailandesas. Mientras los esfuerzos diplomáticos continúan, la situación humanitaria en la zona es cada vez más crítica. Organismos internacionales piden acceso seguro para asistir a las poblaciones afectadas, mientras miles de personas enfrentan desplazamientos forzados y cortes en servicios esenciales. Por el momento, no hay señales concretas de que los enfrentamientos vayan a cesar.