"Mataron a mi hermano", fue el primer grito desgarrador de un familiar desde el interior de su auto, cuando abandonaba la base, mientras a sus espaldas, en el interior del complejo, todavía se vivían escenas dramáticas. Fueron estas escenas, las de los familiares tirados en el suelo llorando, las de las corridas y los abrazos, las que se anticiparon al propio parte oficial del Capitán Enrique Balbi en Buenos Aires, empezando a dar a más de una semana del día de la desaparición del ARA San Juan, la noticia que nadie quería, pero que con el pasar de las horas daba cada vez más miedo. "Fue el miércoles a las 11 de la mañana y están todos muertos", dijo Itatí Leguizamón, que se acercó sola hasta la puerta de la base donde estaban apostados los periodistas. Si bien la Armada no confirmó las muertes, la explosión registrada ese día en la zona, según la esposa del sonorista Germán Suárez, es para ella una confirmación. "Son unos perversos", gritó ante la prensa la abogada que esta semana había dejado saber que en 2014 su esposo ya le había hablado de una falla grave en el buque. "A mí no me van a venir a callar, esto está mal desde hace 15 años", agregó la mujer visiblemente enojada. Según se pudo reconstruir fue mientras daban el parte diario a las familias, en el punto de la explosión y al no querer confirmar muertes, que los familiares increparon a los voceros de la fuerza y comenzaron a generar destrozos en el interior del edificio. Las ambulancias que estaban en la Base Naval partieron asistiendo a algunos familiares y nuevos equipos de emergencia se acercaron hasta el lugar, tras la confirmación de las 44 muertes confirmadas en los relatos de quienes abandonaban el lugar.