Viernes 22.11.2024
Actualizado hace 10min.

Un hombre fue asesinado por su hijo, esposa y suegra

El terrible hecho surgió porque Vicente Maillo, de 59 años, no había incluido a los nombrados en una lista de herencia.

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La imagen en el cementerio roza con lo macabro: los dos hijastros ayudan a llevar el féretro donde descansa para siempre el comerciante Vicente Maillo. Tienen cara de tristeza, se muestran angustiados. Después recibirán abrazos con llantos de otros familiares y amigos del hombre asesinado a puñaladas un día antes. Horas más tarde, José Maximiliano Maillo, de 34 años, y su hermano Luis Gabriel Maillo, de 23, caerían detenidos junto a su madre, Claudia Susana Reina, de 54 años, y a su abuela, María del Carmen Espiritoso, de 83. La acusación: haber planeado el crimen de Maillo disgustados porque no los había incluido en su herencia.

Maillo era muy querido en Río Gallegos, donde tenía dos bazares que había heredado de su padre. Era un hombre trabajador y ahorrativo pero además había cobrado herencias de sus padres y de su hermano Ernesto. En sus cuentas bancarias habría cerca de 17 millones de pesos. Maillo quería repartir ese dinero en vida y los iba a destinar a otros familiares, como a los hijos de su hermano. No tenía en cuenta a su clan familiar más cercano y eso le resultó fatal.

Su esposa, su suegra y sus dos hijastros (a los que les dio su apellido) planearon su asesinato: contrataron a un sicario. La autopsia reveló que Maillo estaba sedado en la madrugada del 16 de noviembre, cuando su esposa ingresó con otro hombre a la casa de la calle Corrientes y Zapiola, ubicada en la parte alta del “Bazar Doña Ana”, uno de los que tenía Maillo. Lo mataron en su cama de cuatro puñaladas en el pecho y una en el cuello.

En principio la familia denunció que el comerciante había sido víctima de una entradera. Pero obviaron un detalle: en la casa no faltaba nada. Y en el bazar, tampoco. Las cámaras de seguridad (que intentaron borrar los integrantes del clan) mostraron cómo Claudia Reina junto al sicario intentaban ingresar a la vivienda pero desistieron en un primer intento porque en ese momento pasaba una persona por el lugar. Al rato regresaron e ingresaron al domicilio, que abandonaron minutos después.

Esta filmación llevó a los investigadores de la comisaría 2° a desconfiar del entorno, algo que se confirmó cuando la suegra confesó tras la detención de toda la familia.

La herencia fue la clave. Hubo también mensajes de texto y de voz de los celulares que indicaban claramente que los cuatro habían urdido el macabro plan para terminar con la vida de Maillo porque no los tendría en cuenta en su herencia.

El comerciante era un hombre muy querido en Río Gallegos, la capital de Santa Cruz, de 100 mil habitantes. Tenía dos bazares tradicionales en la ciudad. “No creo que haya alguien de Gallegos que nunca haya comprado algo en uno de los negocios de Maillo”, comentaron sus amigos. El hombre tenía 60 años y muchos planes. Uno de ellos, seguir viajando por el mundo con su esposa.

Sólo con entrar al Facebook de ella se encuentran decenas de fotos de ellos dos recorriendo el mundo, en playas paradisíacas, en cruceros y, a veces, en escapadas a lugares como las Cataratas junto a alguno de sus hijos.

Maillo también se caracterizaba por ser un buen “patrón”: les iba a regalar a sus empleados un viaje a cada uno para que disfrutaran de sus vacaciones. Era un hombre con dinero gracias a los negocios iniciados por sus padres, pero era muy trabajador y sabía disfrutar de la vida. Se había enamorado de Susana cuando ella ya tenía dos hijos. Pero los crió como si fueran propios y además les había dado el apellido. Lejos estaba de imaginar que esa mujer a la que amaba iba a planear su asesinato para poder quedarse con todo su dinero.

Ahora, la Policía busca al sicario, quien sería de Buenos Aires. Hay varias pistas firmes para ubicarlo, según aseguran los investigadores.

En tanto los integrantes de la familia ya fueron indagados por la jueza de Instrucción Marcela Quintana y siguen detenidos en distintas dependencias policiales, salvo la suegra de Maillo; por su edad, tiene prisión domiciliaria.

Pero además de todo esto, las estrategias del clan siguen su ruta: la anciana declaró haber sido la instigadora del crimen para desligar a su hija y sus nietos. Quiere pagar toda la culpa con la prisión en su casa y dejar que los otros tres integrantes de la familia queden en libertad.

Dicen en la Justicia que, al menos por ahora, eso no será posible. Pero en causas como ésta, con tanto en juego, nunca se sabe.

FUENTE: Clarín