El anuncio del candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, en el sentido de encontrar una salida “a la uruguaya” para la deuda externa – es decir extendiendo plazos, pero sin quitas – fue inicialmente bien recibida por los inversores y contribuyó a sostener la calma en la plaza de bonos argentino, según fuentes del mercado. Sin embargo, entre los analistas han comenzado a plantearse dudas por los costos que supone esta alternativa. Un informe dado a conocer hoy por Delphos Investment – Cohen sostiene que las declaraciones sobre el reperfilamiento a la uruguaya son “lindas palabras, pero todavía, vacías de contenido” y advierte que “el problema es que no reparó en el detalle del sacrificio que realizó el vecino país para poder seguir honrando sus deudas”. En concreto, el país tuvo un el superávit primario a un nivel promedio de 2,3% durante los cinco años posteriores a la renegociación de la deuda, de acuerdo con un informe de IDESA. Uruguay realizó un “reperfilamiento” amistoso con sus acreedores en el 2003, momento en el que el país atravesaba una crisis de deuda derivada tanto de los problemas de la Argentina (tras el estallido de la Convertibilidad) como por problemas en su producción agropecuaria, entre otros factores. Ante la imposibilidad de cumplir con los servicios de deuda, se les propuso a los acreedores postergar los vencimientos sin quita de capital y manteniendo la misma tasa de interés. La amenaza de un desordenado default como el que había declarado la Argentina ayudó a su aceptación. Los resultados del “reperfilamiento” uruguayo fueron muy positivos, según señala IDESA. Por un lado, se evitaron los conflictos y el aislamiento que genera un default. Pero lo más impactante es que desde el 2003 a la actualidad Uruguay no paró de crecer. Hubo durante 15 años consecutivos un crecimiento económico al 4,7%promedio anual le permitió reducir la tasa de pobreza del 40% en el 2003 al 8% de la población en la actualidad. Pero para lograr estos resultados, las administraciones uruguayas realizaron políticas fiscales estrictas. Los datos de la CEPAL arrojan que entre los años 2003 y 2007 tuvo superávits primarios –es decir, el resultado antes del pago de intereses de deuda– equivalentes al 2,3% del PBI promedio anual y entre el 2008 y el 2012 los excedentes primarios fueron 1,3%. Dicho de otra forma, tuvieron una década de superávit. Los resultados fiscales de la Argentina se encuentran muy lejos. El país tuvo un déficit primario de 2,6% el año pasado y este año y el próximo el desequilibrio rondaría el 0,7% (en ambos casos) según proyecta la consultora Ecolatina. Quien resulte el próximo presidente enfrentará una muy compleja situación fiscal. En un país signado por la pobreza – las últimas proyecciones anticipan que alcanzaría al 35/40% de la población – el Estado otorga más de 19 millones de programas sociales. El gasto público está compuesto en 60% por erogaciones sociales como jubilaciones y asignaciones que se encuentran indexadas. En este contexto, los analistas para eventualmente aceptar un “acuerdo a la Uruguaya” van a esperar que el futuro gobierno aborde un ordenamiento profundo y estratégico del sector público más de las políticas a favor del crecimiento. FUENTE: Ámbito