Luego de haber recibido el alta el sábado del hospital romano en el que estuvo internado tres días por una bronquitis, el papa Francisco presidió este domingo la misa de Ramos desde la Plaza San Pedro en el Vaticano. Ante más de sesenta mil fieles de distintas partes del mundo y ayudado ante las dificultades para movilizarse, Francisco se dirigió hasta el obelisco de la plaza para realizar la tradicional bendición de las palmas, luego de la procesión. En cuanto a la misa, fue celebrada por el cardenal argentino y vicedecano del Colegio Cardenalicio, Leandro Sandri. Una vez finalizada la ceremonia, Jorge Bergoglio se subió al papamóvil para saludar a la multitud que estaba presente y durante ese tramo se lo pudo ver de muy buen humor. Por último, sobre la homilía que pronunció, su mensaje giró en torno a las personas abandonadas y aquellas que son excluidas por la sociedad. “Cristo abandonado nos mueve a buscarlo y amarlo en los abandonados. Porque en ellos no sólo hay personas necesitadas, sino que está Él, Jesús abandonado, Aquel que nos salvó descendiendo hasta lo más profundo de nuestra condición humana. Por eso quiere que cuidemos de los hermanos y de las hermanas que más se asemejan a Él, en el momento extremo del dolor y la soledad”, apuntó.