El gobierno de Donald Trump anunció este sábado una serie de exenciones arancelarias para smartphones, computadoras, microprocesadores y otros productos electrónicos. La medida impacta directamente sobre los gravámenes dispuestos el pasado 2 de abril. Estas exenciones implican una reducción efectiva de los aranceles al excluir dichos productos de dos tipos de tributos: el arancel del 125% aplicado a las importaciones desde China y el arancel base del 10% que rige para la mayoría de los demás países. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, reafirmó el mensaje que Donald Trump ha venido sosteniendo en los últimos días. En sus declaraciones, volvió a advertir a China sobre los riesgos de tomar represalias frente a los aranceles impuestos, aunque también se mostró "optimista" respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Beijing. La medida podría aliviar el impacto en los consumidores y representar un beneficio directo para empresas como Apple, Samsung Electronics y otras compañías tecnológicas. Las exenciones abarcan productos clave como teléfonos móviles, computadoras portátiles, discos duros, microprocesadores y chips de memoria. Las exenciones también alcanzan a componentes que ingresan desde China a Estados Unidos y que actualmente estaban gravados con un arancel adicional del 145%. Trump ha enfocado sus llamados “aranceles recíprocos” especialmente contra China, como parte de su estrategia para enfrentar prácticas comerciales que Washington considera desleales. Antes de esta medida, el expresidente ya había impulsado un arancel del 20% sobre ciertos productos, justificándolo por la vinculación de China con las cadenas de suministro de fentanilo. Muchos de los artículos ahora excluidos (como discos duros y procesadores) no se fabrican en territorio estadounidense, lo que refuerza el impacto positivo que las exenciones podrían tener sobre la industria tecnológica local. Los detalles brindan una mirada a la respuesta de Apple ante la política comercial de Washington, especialmente en un contexto donde busca reducir su dependencia de la producción en China. Actualmente, el país asiático sigue siendo el principal centro de fabricación de iPhones, pero está alcanzado por el arancel más elevado, del 125%. Analistas del sector advierten que, de no tomarse medidas, los precios de los iPhones en Estados Unidos podrían dispararse debido a esta fuerte carga impositiva sobre las importaciones chinas.