Afuerza de presiones, ausencias y votos que se dieron vuelta, el gobierno de Javier Milei se llevó un triunfo impactante en la Cámara de Diputados, donde logró dejar firme el veto total a la ley de movilidad jubilatoria, motivado en su costo fiscal. La oposición, que había aprobado el proyecto con dos tercios de los votos hace tres meses, no logró repetir esa mayoría para insistir con la norma, que ya no podrá volver a tratarse este año. Pese a las manifestaciones contra el veto en las afueras del Congreso, Unión por la Patria, el grueso de la UCR, Encuentro Federal, la Coalición Cívica y el Frente de Izquierda no pudieron consolidar los dos tercios que habían alcanzado en junio, cuando se aprobó el proyecto con 160 votos afirmativos. Ahora llegaron a 153. Como había 249 diputados presentes de los 257 totales, necesitaban reunir 166 votos. Es decir, faltaron 13. Hubo 87 votos negativos (de La Libertad Avanza, el PRO y cinco radicales díscolos) y 8 abstenciones, de las cuales 7 fueron del bloque Innovación Federal, que representa a tres oficialismos provinciales. Fueron los salteños Pamela Calletti y Pablo Outes; los misioneros Carlos Fernández, Daniel Vancsik, Yamila Ruiz y Alberto Arrúa; y el rionegrino Agustín Domingo. Se sumó sorpresivamente Lourdes Arrieta, la diputada recientemente expulsada de La Libertad Avanza. Los cinco radicales que este martes se reunieron con Milei en Casa Rosada cambiaron finalmente su voto y fueron claves para sostener el veto. Fueron el cordobés Luis Picat, el tucumano Mariano Campero, el neuquino Pablo Cervi, el misionero Martín Arjol y el correntino Federico Tournier. Aludido en varios discursos, Campero rompió el silencio en el recinto en medio de gritos de Unión por la Patria. “¡Los acostumbrados a los bolsos de (José) López creen que todos somos iguales!”, exclamó, y recordó: “¡Cristina vetó el 82% móvil y ninguno de los que habló de Unión por la Patria habló de ese veto!”. Se llevó aplausos eufóricos de La Libertad Avanza y el PRO. “Este veto obligaba al Gobierno a emitir o a endeudarse, y eso generaba inflación, y esa inflación es lo que ustedes buscan para desestabilizar al Gobierno”, le endilgó Campero al kirchnerismo, en uno de los momentos más calientes de la sesión. Además de los cambios de votos, jugaron las ausencias y las abstenciones. Hubo ocho bancas vacías. Algunas fueron las del fueguino Héctor Stefani, del PRO (por enfermedad), el chaqueño Gerardo Cipolini, de la UCR (de viaje), el porteño Ricardo López Murphy, de Encuentro Federal (de viaje por un compromiso familiar) y Roxana Reyes, de la UCR (había anunciado que se abstendría pero al final se fue). Otros dos ausentes ya habían faltado la vez anterior: Francisco Morchio, del gobernador entrerriano Rogelio Frigerio; y la chubutense Ana Clara Romero, del mandatario Ignacio Torres. Apenas inició la sesión, Silvana Giudici (PRO) pidió cerrar la lista de oradores para pasar rápidamente a la votación, pero los jefes de los bloques opositores pidieron tiempo para oradores por cada bloque, en un último e infructuoso intento por torcer voluntades en el transcurso del debate, con la presión social en las calles. Debate caliente “¡Tenían a los jubilados cagados de hambre y ahora nos dicen cuánto tienen que ganar, son unos caraduras!”, cuestionó el presidente del bloque oficialista, Gabriel Bornoroni. “Este programa va a seguir hasta las últimas consecuencias porque es el que el pueblo argentino ha votado. ¡Kirchnerismo, nunca más!”, sentenció su par José Luis Espert. En los discursos opositores hubo lamentos pero también mensajes desafiantes. “La discusión no termina acá. Esto recién empieza. La discusión entre equilibrio fiscal y política económica no la vamos a perder”, vaticinó Nicolás Massot, de Encuentro Federal. “Podrán vencer, pero seguramente no van a convencer”, coincidió el jefe de ese bloque, Miguel Pichetto, a la vez que lamentó: “Hemos perdido la oportunidad de encauzar este tema de manera más razonable”. El cordobés Rodrigo De Loredo defendió la insistencia total, a pesar de que algunos en su bloque impulsaban la insistencia parcial como salida alternativa. El porteño Martín Tetaz intentó en la sesión que la ley se votara por artículos, pero Martín Menem no se lo habilitó. “El presidente tiene derecho a vetar, y nosotros tenemos derecho a insistir, y también una obligación constitución de darle a la Argentina una fórmula por ley”, enfatizó De Loredo, y al igual que Pichetto consideró que, con un veto parcial en lugar de total, el escenario hubiese sido otro. El líder de Unión por la Patria, Germán Martínez, levantó la temperatura de la sesión. “El diablo disfrazado de fuerzas del cielo metió la cola y se empezó a llevar a diputados de otros bloques políticos para consolidar una mayoría mínima que les permita resistir a cualquier insistencia a un veto de Milei. Es un gobierno que está colgado del travesaño”, sentenció. “Venimos con la misma coherencia que nos hizo juntar 160 votos en este recinto. Una votación se puede perder, lo que no se puede perder es la coherencia”, advirtió Martínez en un duro discurso contra los legisladores que modificaron su postura. Terminó parafraseando al cantante León Gieco: “Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente”. El PRO, en tanto, ratificó su rechazo inicial a la ley, luego de que el bloque de senadores, encabezado por el cordobés Luis Juez, acompañara la ley en general. “No vamos a ser parte de un circo montado por quienes empobrecieron al país. Esta insistencia es mala para los jubilados y para los argentinos”, argumentó el jefe del bloque macrista, Cristian Ritondo. Desde la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro y Juan Manuel López cargaron contra los radicales díscolos. “Hoy estamos en la sesión de Antón Pirulero, donde algunos atienden su juego y en el medio quedan los jubilados sin recibir una respuesta por parte de este Parlamento”, denunció el primero. “Las fotos y los acuerdos en la Rosada degradan cada vez más a la política. Ya no se sabe quién representa a quién”, lamentó el segundo. Una diputada que dio la nota fue la mendocina Lourdes Arrieta, que se fue de La Libertad Avanza por el escándalo del traslado al penal de Ezeiza. Debutó como monobloque objetando el veto de Milei: “Los jubilados para nada son unos pasivos fiscales. Creíamos que el ajuste iba a ser para la casta, para quienes se quedan con los negociados del Estado, no para los jubilados, que hoy tienen que enfrentar un momento de crisis. Creo que se les debería dar el aumento”.