El 31 de marzo se vence la resolución que fue firmada por la vicepresidenta Victoria Villarruel en enero, la cual frenó la actualización automática de las dietas de los legisladores. A partir de esta fecha, la responsabilidad de decidir el aumento va a recaer de nuevo en los bloques del Senado. Según fuentes cercanas al Congreso, si no se emite ninguna nueva medida, desde el mes de mayo los senadores pasarían a cobrar al menos $9.000.000 brutos por mes. Este aumento se produce luego de una serie de acuerdos previos entre los bloques, que en abril de 2024 aprobaron una nueva estructura de dichas dietas. En ese momento, los senadores acordaron que sus remuneraciones se fijen por una cantidad de módulos, junto con adicionales por gastos de representación y desarraigo. Con estos ajustes, el monto de la dieta mensual superó los $7.000.000 brutos desde mayo del año anterior. La situación se complicó en diciembre, cuando los senadores, tras varias presiones y el aumento de salarios de los empleados del Congreso, decidieron congelar una vez más sus dietas hasta el 31 de marzo. Esta decisión se decidió por unanimidad en una votación de Cámara Alta. Pese al descongelamiento inminente, las tensiones siguen en el Senado. Debido a que algunos senadores manifestaron su descontento con la alta carga impositiva que implica el pago de Ganancias sobre sus dietas, lo que ha ocasionado un gran descontento y alimentado el debate sobre las condiciones laborales dentro del Congreso. El tema continua siendo motivo de discusión, en tanto que las paritarias de los empleados del Congreso también están siendo monitoreadas por los gremios. En este contexto, algunos sectores del Senado buscan equilibrar la variedad en los módulos asignados entre las distintas bancadas. Mientras tanto, los legisladores se preparan para poder abordar este tema en la próxima sesión, con una gran posibilidad de que las nuevas dietas entren en vigor a partir del mes de mayo.